En el desván de mi casa había libros viejos además de muchas otras cosas.
Mamá, algunas veces, subía trastos para guardarlos; cajas llenas de cosas y algún mueble pequeño.
Siempre me decía que creía que en el desván había ratones y que tenia que poner un cepo.
Un día subí con ella y me sorprendió ver
la cantidad de cosas que se guardaban
-¿Mamá que hacen los ratones?
Mi mamá me miró señalándome una caja.
-Mira, a los ratones, les gustan romper papeles,
y sobre todo, los que se guardan en esta caja,
son libros viejos pero muy buenos y...
Suena el teléfono y mama baja, dejándome sola, seguía hablando mientras se iba.
-Seguro que están destrozados.
-Que suerte, con tantas cosas que bien lo voy a pasar
Pero lo que mas me atraía, era aquella caja lena de libros
y el misterio que contenía, ver si estaban rotos y sobre todo,
si estaba el ratón.
Sentí una gran emoción abriendo la tapa.
-¡Qué es esto!- Resulta, que al destapar la caja, no había ni ratón ni libros.
Miré por unos cuantos sitios, en un cesto, en un baúl y otras cajas, nada,
ni rastro de los libros.
Mamá me llamo y tuve que bajar, dejando la búsqueda para otra ocasión.
Por la tarde, como era fiesta y no tenia que ir al colegio,
le dije a mamá, que me subía al desván a jugar
pero que no le descolocaría nada y ella me dejo.
Estaba tan distraida buscando, que no me di cuenta, que alguien me llamaba
-¿Oyes, que buscas con tanto afán?
Como no contesté, volvió a insistir.
-Niña, te llamo a tí. ¿Eres sorda o no quieres contestarme?
Entonces lo vi: era el ratón, estaba encima de un montón de libros y
¡estaba hablando!
Estos no estaban rotos, se conservaban limpios y en buen estado
-¿Que haces con los libros, quien los sacó de la caja?
-Yo los fui sacando uno a uno, para leerlos, pero ya los terminé.
¿Cuándo vas a traer mas?
El ratón de mi desván, no sólo cuida los libros, sabe hablar y le gusta mucho leer y ademas lo hace muy bien.
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