-Corre corre que te pillo. Grita el ratoncito al gato.
Este lo mira un poco desconcertado y también, enfadado.
-¡Oyes tú! ¿Que te has creído, pequeñajo majadero?
-¿Se puede saber que te pasa?. Grita el ratón, plantando cara
-¿ Que qué me pasa? Grita el gato enfadado.No pudiendo aguantar mas el gato, las impertinencias del ratón.
¡Zás! se lo comió.
Estando en la tripa del gato, el ratón, seguia molestando: saltaba, arañaba y tanto molestaba, que el gato no pudiéndolo aguantar, abrió la boca y soltó al ratón.
Éste, salió corriendo y un poco asustado.-¿ Pero como has hecho eso? ¿Me querías comer de verdad?
El ratón, se fue corriendo a su ratonera, pues no se le había pasado el susto.
El gato, se quedó feliz pensando que le dejaría tranquilo.
De esta forma el ratoncito comprendió que tenemos que respetar a los demás y no medir tus fuerzas con uno mucho mayor pues te puede pasar como a él le paso. (Menudo susto el que se llevó).
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