Cangurito, era campeón de boxeo en la ciudad donde vivía. Siempre se estaba entrenando, pegando con sus puños a un saco de paja.
Desde que se levantaba hasta que se acostaba, sólo dejaba de entrenar para comer o cenar y, por supuesto, dormir.
Cuando alguien le preguntaba, que por qué no iba al colegio para aprender a leer. -Para boxear no se necesita saber leer ni escribir, sólo tener buenos puños, ir a la escuela es una perdida de tiempo, que lo hagan los demás, a mi no me hace falta.
Alguien que lo estaba escuchando bastante sorprendido, le preguntó.
-¿Tu crees que ir a la escuela y aprender a leer y a escribir, no sirve para nada?
Cangurito buscó con la vista, al que se atrevía a hablarle así a él.
-Si. soy yo, la ardilla. Esta tenia fama de empollona, por estudiar mucho.
-Bueno pero si es la ardilla, jajaja ¿de qué te va a servir tu sabiduría contra mis puños?
-¡Ya esta bien fanfarrón! ere un ser necio e inculto, te desafió a combatir.
-Te voy a romper todos los huesos. Dijo cangurito enfadado y gritando mucho.
Todos los habitantes del pueblo estaban acudiendo para ver que pasaba. Cuando se enteraron de que la ardilla, habia retado al campeón, se sorprendieron muchisimo.
-Bueno, todos sois testigos, será mañana despues de clase, a las cinco y media.
Dijo la ardilla, gritando fuerte, para que todos se enteraran
-La fuerza contra la inteligencia.
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