Llegó el día del combate, todos los animalitos estaban llegando a la plaza, ninguno se lo quería perder, era todo un acontecimiento muy importante ¡menudo combate!.
Estaban dando las cinco y media
en el reloj de la plaza,
los dos boxeadores llegaban
cada uno por su lado;
se hace un silencio y todos los
animalitos forman un corro
pare ver mejor.
-Te voy a destrozar.
Decia cangurito sacando pecho.
Ya estaban los dos en el centro del corro y todos los miraban con admiración.
-Pongo una condición como retador. Dijo la ardilla.
-Esta bien, cual es esa condición, dilo rápido, que te voy a destrozar. Repitió enfadado cangurito.
-Quiero que los golpes los demos, de izquierda a derecha o al revés como el publico diga,
propuso la ardilla.
El canguro, que estaba deseando dar una paliza a la empollona, dijo que se haría como todos dijeran.
-Me tienes harto y furioso de oírte, tanto hablar, te voy destrozar ¿tienes miedo?.
Le decía moviendo los puños con fuerza y sacando pecho.
Suena la campana y los dos contrincantes, se ponen en el centro.
Empieza el combate. Derecha ¡ZAS! la ardilla golpea.
Izquierda ¡ZAS! otra vez da esta.
Todos gritan emocionados, izquierda, derecha, derecha otra vez.
El pobre cangurito, no entendía nada, sólo que estaba recibiendo una gran paliza.
-Dónde esta la izquierda, ¿dónde?, y donde esta la derecha. Pensando esto, cayó al suelo de espaldas.
De esta forma, ganó la inteligencia a la fuerza.
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