EL BOSQUE ENCANTADO--

 En una montaña cercana, hay un bosque lleno de Encinas,
Robles, Pinos y Hayas.
Cuentan que está embrujado, y que todo el que pasa por él, tiene que hacerlo por la mañana.
Fue una tarde, un pastor que cuidaba de su rebaño, en un prado muy cercano.
Y una oveja muy traviesa, en el bosque se metió.
_¡Pero que ha hecho esta insensata! Dijo el pastor.
Este estaba aterrado y la llamó para que saliera, al ver
que no volvía y después de pensarlo mucho. dijo.
_ Tengo que entrar a por ella, no la puedo abandonar.
Entonces, llamó a su perro para que fuera a buscarla.
Como pasaba el tiempo y no salían, el pastor muerto
de miedo entró a por los dos.
_ ¿Y los encontró?
_¡Claro que los encontró!.
Estaban comiendo bellotas tan contentos.
_ ¡Vamos, salir enseguida de aquí!
Les ordenó muy enfadado.
Los tres, salieron del bosque muy deprisa.
_¿Oyes, pero no estaba el bosque embrujado?
_ Si que estaba.
Pues, resulta, que aquel pastor mozalbete,
en pastorcito se convirtió.
Y su perro que era marrón, también cambió de color.
_¿Y la oveja?
 _ Con manchitas!!!!!
                                        FIN

MIEDO AL ERIZO-

en mi jardín, un topo muy travieso entró, 
y muchos montoncitos de tierra levantó.
Tomás la rana le fue a saludar,
y el topo antipático no la quiso hablar. 
-¿Tomasa qué te pasa que estás enfadada?  
Le pregunta otra rana.

-Es por el señor don Topo, figurate que fresco. 
Se metió en nuestro jardín y no me habla.
-No te preocupes Tomás, que llamaremos
a don Erizo haber que pasa.
El topo que a los erizos le tienen miedo,
arregló el jardín estirando la tierra para
que no se vieran los montoncitos.
Y Sonriendo a la rana cortésmente, le preguntó.
-¿Señorita rana, como dijo que se llamaba?
-¡Tomasa! Le contesta al topo enfadada. 
-Perdone, no llame a don Erizo que no hace falta,
yo me voy por donde vine y no a pasado nada.

-Como que no don Topo, ni siquiera me miró cuando yo le saludaba.
-Es que soy corto de vista, pero ahora que 
la veo, es usted muy guapa.
Dijo el topo, y se fue muy deprisa.
Dejando muy contenta a la rana Tomás.
   FIN   

NO PASA NADA-

Era un día de primavera, la tierra estaba mojada
por una tormenta en la noche pasada.
Las flores, estaban preciosas recién regadas.
El perejil muy ufano a la rosa cortejaba.
La violeta estaba triste, pues en ella
no se fijaban, a pesar de su perfume
que aquel día embriagaba.
- Perejil que me has pisado. Dice la violeta.
-¡Ba! no tiene importancia.
Responde el perejil sin hacerle caso.
Pero un perrito azul que los escuchaba,
coje con su pata, pisa al perejil y lo aplasta.
-Eres malo perrito, mira como me has dejado.
Dice el perejil enfadado.
-¡Ba! no tiene importancia.
Contesta el perrito sonriendo a la violeta
Está, con un gesto en silencio, le da las gracias.
La rosa se ríe del perejil aplastado,
leda la mano a la violeta, y las dos se van paseando.

EL NIÑO Y LA GAVIOTA

Cuentan que fue una tarde en la playa
antes de ponerse el sol.
Un niño que allí jugaba, una gaviota herida encontró,
con cariño y mucho cuidado, a su casa la llevó
sus padres la curaron y el niño la alimentó.
Pasaron unos días y la gaviota curó,
el niño se resistía a ponerla en libertad.
-No la puedes tener en casa. Le decía su papa
-Es mía, yo la encontré. Contestaba el.
 -Es una gaviota libre no la puedes retener.
-¡Es mía! Decía muy enfadado.
Pasaron unas semanas y la gaviota enfermo.
-¿Qué te pasa que no comes?
-Estoy triste, echo de menos mi libertad.
La gaviota le contestó.
El niño muy sorprendido  respondió.
-¡Pero si hablas como yo!
-Solo tu puedes entenderme. ¡Déjame marchar!
El niño con mucha tristeza la dejó marchar.
-Vuela querida gaviota y busca a tus papás,
¡No me olvides, soy tu amigo!

-¡Nos veremos en la playa, adiós amigo, gracias!
 Cuentan que todos los días, el niño a la playa iba
y jugar con su amiga.

EL CAPITÁN PASCUALILLO- EL VIEJO GALEÓN- 2ª parete

Encontró un cofre lleno de oro y una llave.
-¿Que abrirá esta llave? se pregunto PASCUALILLO
un poco intrigado.

Subió a cubierta y contó a sus piratas lo del tesoro.
todos se pusieron muy contentos, trasladandolo a su barco.
-Que bien capitán, es el abordaje mas fácil que hemos tenido.
dijo el pirata  cocinero.
-¿Que hacemos ahora, nos vamos para casa?
 -No, tenemos que remolcar este viejo galeón,
 esperaremos a mañana. Dijo PASCUALILLO.










-Quiero pasar la noche en este barco.
Con cuatro hombres que me acompañen, será suficiente,
 los demás os quedareis en nuestro galeón.
Continuo diciendo.PASCUALILLO.
Paso media noche probando la llave en todas las cerraduras
que encontró, pero no servia para ninguna.
Esteba cansado y se acostó en una cama que encontró en un camarote,
Se había quedado dormido cuando le despertó  aquel chirrido ahora más fuerte.
Los piratas que estaban en el barco, corrieron al camarote donde estaba èl y aterrados
le preguntaron.
-¿Capitán que es eso que se oye?
-No es nada, este barco está muy viejo y seran por esto los ruidos.
Los piratas no se convencieron y se quedaron con  él. en el
camarote. Pasaron la noche sin dormir pues de vez en cuando el
chirrido les asustaba.
Al amanecer, ataron unas cadenas al barco para poderlo remolcar
-Ahora rumbo a nuestra isla que el viejo galeón ya está amarrado.
Dijo PASCUALILLO contento.
.-¡RIIIIGGRIIIGG.!!!! Otra vez. el chirrido.
.
Continuara--

EL CAPITÁN PASCUALILLO - EL VIEJO GALEÓN -3ª parte

Si, otra vez aquel chirrido que erizaba el vello y asustaba al que lo escuchaba.
El capitán algo inquieto le dijo ala tripulación
-Mientras navegamos, yo me voy a descansar, pues anoche no dormí nada con
ese dichoso ruido. No me llameis si no surge nada importante.
Se retiró al camarote en el que había pasado la noche anterior.
Fue entonces cuando reparó en una caja que estaba algo escondida entre unos
papales, encima de una mesa.

Apresuradamente intento abrir la cerradura con la llave y esta cedió abriendo la caja.
¡Menudo susto se llevo! De su interior salio un bicho parecido a una ratata.








Esta, medida que corría para escapar por la ventana, iba creciendo y al llegar al agua,se hizo enorme, produciendo una ola altísima, que apunto estuvo de arrastrarlos.
.
Después, un viento huracanado empezó a soplar, levantando las olas por  encima de los barcos.

Los piratas aterrados llamaban al capitán, parecía que aquel monstruo se los quería tragar.
-No os asustéis somos piratas valientes. Decía PASCUALILLO disimulando su miedo
¿Porque tuve que abrir la caja? Pensaba este,  afligido.
Rápidamente empezó  a soltar las cadenas que amarraban el barco al suyo,dejando al
viejo galeón amerce de las olas,
Todos ya en su barco, surcando los mares y con pericia desafiaron las la tempestad,
poniendo rumbo a su isla.
No sin antes ver, como el mar se tragaba el viejo galeón y a la rata enganchada en las
cadenas, Esta quedo sepultada para siempre en el fondo con el viejo galeón.

-Rumbo a casa,
-¿Capitán que era eso que chirriaba
seria la rata?
-No, era una puerta mal engrasada..


FIN-

EL PIRATA PASCUALILLO-- EL VIEJO GALEÓN- !ª parte-

PASCUALILLO  era un niño pequeño, pero muy valiente, que era capitán pirata.
Aunque era un niño, también era un pirata temido y admirado por su valentía de todos conocida

.


Vivía en una isla, donde tenia un castillo, un dragón y un galeón.
Un puñado de piratas algo mayores que él que fielmente le obedecían.







Esto ocurrió un día que PASCUALILLO iba paseando montado en su dragón.Vio a lo lejos otro viejo galeón abatido por las aguas como si no pesara nada. Estaba a la deriva.
Puso rumbo rápidamente hacia la isla, para avisar a su gente.
- ¿Que le pasa capitán? Le pregunto un pirata.



-Salimos a navegar, llama a la gente.Contesto PASCUALILLO.


Al momento todos estaban dispuestos dentro del barco.
-¿ Rumbo a donde capitán? Pregunta un pirata que llevaba en
sus manos el timón
-Rumbo al Noroeste, a toda maquina. Ordeno con firmeza.
-Vamos a abordar un viejo galeón, espero que las olas no lo
 hayan hundido antes que lleguemos, ¡rápido a toda maquina!.


- ¡Bien, a por el botín!. Dijeron los piratas muy contentos.
Las olas eran muy fuertes, pero nadie se asustaba. Solo el cocinero. El de la cara cortada,
chillaba y enfurecido trataba de coger las cacerolas que del armario saltaban.
Al atardecer divisaron el otro galeón y el capitán y su gente lo abordaron.
 ¡Pero cosa rara! no había nadie, estaba vacío, solo se oía un chirrido.
Recorrieron todo el barco y a nadie encontraron, ¡estaba vacío! pero seguía el chirrido.  
 El capitán impaciente bajó a la bodega y ¡Dios mio lo que encontró!!!


continuara---